jueves, 27 de enero de 2022

Mis primeros días como maestra en la secundaria pública

El día que conocí mi escuela fue muy emocionante. Me levanté temprano, hice mi rutina cotidiana antes de salir de casa y me subí a mi auto. Como era la primera vez que iba, puse Maps para sentirme más segura. Vivo a 14 km, así que la primera vez el trayecto me pareció muy largo, cuestión que cambiaría con el pasar de los días. Me sentí muy feliz, desde que soy niña siempre quise ser maestra, y el hecho de estar ahora enseñando en una escuela pública me llena de júbilo. Al llegar, todos fueron muy amables, me dieron indicaciones básicas y me pidieron que me presentara al siguiente día para comenzar a dar clases. Si supieran que la noche anterior casi no había podido dormir por la emoción, y por estar planeando  mi primer sesión, quizás me hubieran pedido que me quedara.

Así comenzó mi aventura. Conocí la escuela, los salones de mis grupos, poco a poco a los demás profesores y personal, y evidentemente a mis alumnos. Soy profesora de primero de secundaria, imparto la materia de música, y mis primeras semanas me llevé varias sorpresas. Una de ellas fue al conocer a mis alumnos, no sé si era porque el ciclo escolar anterior habían estado tomando clases en casa debido a la pandemia de COVID, o por alguna razón que desconozco, pero me parecieron chicos muy tranquilos. 

La última vez que dí clases en secundaria fue aproximadamente hace seis años, y el recuerdo que tengo de los chicos es muy diferente. Quizás todo ha cambiando, las circunstancias, los jóvenes y yo. Quizás también se deba a que los grupos son reducidos por la cuestión de la pandemia, y también por eso mis alumnos son tranquilos.  No sé, pero me gusta mucho trabajar con ellos, ya que son atentos, respetuosos y generalmente participativos.

Lo que más me gusta de dar clases es cuando logro despertar la curiosidad en mis alumnos, cuando logro que se cuestionen algo nuevo o cuando logro transmitirles algo que sé y me parece valioso. Me encanta mirar sus caritas de sorpresa y ese brillo especial en sus ojos que te hace confirmar que estás haciendo bien tu trabajo. En cuanto llego al aula, el tiempo se me va muy rápido, a veces parece que no me alcanza para hacer todo lo que había planeado. 

Y así transcurren mis días, buscando siempre nuevas cosas que interesen a los chicos en la materia y que los motive a aprender. Creo que mi asignatura es muy bonita y es muy flexible, a veces vemos teoría de la música, otra veces cantamos o hacemos algún ritmo con palmas o alguna parte del cuerpo, a veces escuchamos música, a veces les he cantado o tocado algo en el teclado, eso les encanta.

Me siento con una gran responsabilidad con mis estudiantes porque creo que a partir del acercamiento que tengan en mi clase con la música eso definirá que la amen o la odien. Hasta ahora espero que ninguno de mis alumnos odie la música, y espero que descubran nuevas cosas a partir de ella. Creo que como docentes en general tenemos una gran labor con nuestros estudiantes, por un lado, debemos lograr que aprendan, pero creo que este objetivo no debe dejar de lado el hecho de que sean felices. Para mí el conocer y aprender algo nuevo siempre ha sido algo que he disfrutado mucho, me encanta aprender cosas nuevas, me emociona y me hace sentir feliz. Además de lo perteneciente a mi asignatura, lo que me gustaría transmitir a mis estudiantes es justo este deseo por aprender, este disfrute al conocer algo nuevo, y que lo hagan con alegría. Si logro eso, entonces me sentiré muy satisfecha.


Mis primeros días como maestra en la secundaria pública

El día que conocí mi escuela fue muy emocionante. Me levanté temprano, hice mi rutina cotidiana antes de salir de casa y me subí a mi auto. ...